La actual iglesia se construyó sobre otra ya existente, anterior del siglo X, de la que no quedan restos. En 1563 el arquitecto Hernán González, discípulo de Covarrubias, comenzó su construcción. Le relevó a su muerte Nicolás de Vergara, construyendo la nave central del cañón. El edificio original tuvo que ampliarse debido al aumento de la población, añadiéndole naves laterales y capillas en el crucero. Cuenta con cinco cúpulas.
La torre conservada se construyó a finales del siglo XIX, sustituyendo a otra anterior.
La iglesia contaba con un gran retablo barroco con lienzos de Carreño Miranda, además de un crucifijo de Montañés. Aunque ambas cosas se perdieron durante la Guerra Civil. También cabe destacar un retablo lateral de Germán López del siglo XVIII, un Cristo del mismo siglo procedente de San Felipe Neri de Toledo, y un órgano barroco de 1775 del convento de las Comendadoras de Santiago, también de Toledo.