Desde que comenzó el programa de reintroducción del lince ibérico en Castilla-La Mancha son ya un total de setenta crías las que han nacido en libertad, desde que naciera la primera camada en el año 2016. Y este es uno de los motivos por la que esta especie haya pasado de “peligro crítico” a “en peligro”, gracias principalmente a la iniciativa que abanderó “Life+Iberlince”, y que ha tenido en la región manchega uno de los principales escenarios. Se contabilizan actualmente más de seiscientos ejemplares en España.
El próximo objetivo de la iniciativa es el de consolidar las poblaciones existentes, y tratar de conectar todas los grupos de linces de la Península mediante unos “corredores naturales de la especie”.
En Castilla la Mancha las zonas más importantes para ello son los Montes de Toledo y Sierra Morena, en donde se encuentran asentados desde su puesta en libertad varias hembras reproductoras.